
Lionel, el conductor, manifiesta un deseo constante de que su situación y sus circunstancias no cambien. No creo que por comodidad, sino por miedo a tener que afrontar lo inevitable, lo que ya se acerca: la jubilación, la vejez y, sobretodo, lo que sucederá después de que su hija, Joséphine, asuma su libertad para decidir su futuro y comenzar una nueva vida como una mujer independiente. Al respecto, si entendemos que la vida no es estática por naturaleza, es posible que podamos tomar estas transiciones y todo lo que conllevan (angustia, miedo, dolor, incertidumbre, pero también alegría, satisfacción, aprendizaje) de manera diferente.
Lionel vive con Joséphine, quien parece ser su razón de vida. Conforme avanza la película, él se muestra mucho más interesado en hacerle saber que debe ser libre y en no permitir que Joséphine desarrolle la necesidad de cuidarlo (porque está solo y cada vez se hará más viejo). También aparecen otros dos personajes importantes, quienes viven en el mismo edificio. Uno de ellos es Gabrielle, una mujer de quien sólo sabemos que es taxista (trabajo similar al del conductor de trenes) y que tiene un vínculo emocional con Lionel por tantos años de conocerse y, sobretodo, por algún tipo de amor no correspondido, porque tiene conductas obsesivas (también autodestructivas como fumar en exceso). Se queda despierta a esperarlo, está pendiente de la hora a la que llega, ofrece comida, insiste en fomentar la relación y en ‘empujar’ la convivencia, a pesar de que él le demuestra su desinterés con claridad y a veces con desagrado. Sin embargo, ella no deja de aparecer en su vida, porque al igual que él, se aferra a lo imposible, a una idea que no le permita cambiar su forma de vida, la cual está totalmente estructurada en función de Lionel.
El otro personaje importante es Noé, un hombre solo que no decide 'dar el paso' y salir de ese lugar que representa el pasado, por el énfasis en el gato viejo y en los muebles antiguos que pertenecían a los papás muertos. Él permanece ahí sólo por Joséphine, porque es muy obvio que está enamorado, aunque no tenemos muy claro si ella siente lo mismo por él, pues sólo la vemos desbordarse por el papá, cuidarlo, estar con él, hacerle la comida. Admito que percibí una relación patológica papá-hija.
Uno de los cuatro personajes debe brincar al vacío de lo inesperado y lo nuevo, para que inevitablemente esa acción produzca el cambio de vida en los otros tres, ya que los cuatro están vinculados. Noé es quien toma la decisión de irse del lugar, con o sin Jo. Estalla la revolución, como una olla express que acumulaba presión, porque Joséphine sabe que es momento de tomar iniciativa, ya que no puede dejar ir a Noé, a pesar de la responsabilidad que siente por su papá.
Me encanta una escena que define el vínculo y la dinámica de los personajes, en la que ni siquiera recuerdo si hay diálogo o no, pues podemos prescindir de éste por la fuerza del lenguaje corporal y de las miradas. La escena consiste en reunirlos en un bar, en el que Jo baila con su papá, pero Noé literalmente le quita a la hija porque es su turno de bailar con ella (y sí, también de vivir con ella). También me encanta cómo la mira y la toca. Me encanta la paciencia que le tiene para que ella sola sea quien decida que quiere estar con él. Al poco tiempo Gabrielle observa cómo Lionel baila con otra mujer. Ella lo mira desconcertada, como si sus esfuerzos por llamar su atención y acercarse a él fueran en vano.
De esta película me gusta que no hay necesidad de enseñar lo que sucede, porque los objetos, actitudes y miradas lo dejan claro: con un vestido blanco sabemos que habrá boda, momento en el que también imaginamos lo que Jo le dijo a Noé para que no se fuera sin ella. Pero el elemento más claro es el del final: la vaporera que compra Lionel, porque es un objeto que representa una aceptación al cambio, pues la primera olla de vapor que compró es la que su hija Jo se llevará a su nueva vida con Noé. También me gustó mucho que la historia está narrada de manera sutil y muestra que los objetos y los lugares también comunican y se vuelven parte de las personas. Me encanta que seamos nosotros quienes tengamos que intuir o imaginar qué sucederá después de la boda, qué tanto quiere Noé a Jo y lo que significan para Lionel los 35 tragos de ron.