A sólo dos horas de irme a Oaxaca a visitar a mi mejor amiga, quisiera escribir que me siento muy rara, muy conmovida. Acabo de llegar de la clase de cine de los viernes y lo último que vimos me movió mucho las emociones: el nacimiento del bebé de Brakhage. Pese a la sensación perturbadora que me produjo el material trash que vimos durante toda la clase, salí en las nubes del salón porque amo todo aquello que muestra que hay maneras mucho más profundas y transparentes -que las que seguramente hemos vivido- de amar, por eso, de este úlitmo video me encantan las manos que tocan la panza sumergida en el agua, me encanta el beso que se da la pareja antes de recibir a su bebé. En eso creo, en que existe ese tipo de amor como el que Bess le tiene a Jan.
No deberíamos conformarnos con pequeños amores que, por alguna razón no nos llenan lo suficiente como para desbordarnos en ellos. Prefiero la soledad que no amar con locura como Bess.
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