29 de noviembre de 2009

35 rhums (Claire Denis, 2008)

Inicia con nosotros, los espectadores, avanzando por las vías del tren, desde el punto de vista del conductor. Para mí el movimiento representa el cambio, trasladarte de un punto a otro, sin embargo, para el protagonista sólo es un desplazamiento rutinario en el que conoce la ruta de memoria. Hubo una imagen que se me quedó muy grabada, es un paisaje nocturno muy bello del tren en curso y a lo lejos algunas luces de colores de la ciudad.

Lionel, el conductor, manifiesta un deseo constante de que su situación y sus circunstancias no cambien. No creo que por comodidad, sino por miedo a tener que afrontar lo inevitable, lo que ya se acerca: la jubilación, la vejez y, sobretodo, lo que sucederá después de que su hija, Joséphine, asuma su libertad para decidir su futuro y comenzar una nueva vida como una mujer independiente. Al respecto, si entendemos que la vida no es estática por naturaleza, es posible que podamos tomar estas transiciones y todo lo que conllevan (angustia, miedo, dolor, incertidumbre, pero también alegría, satisfacción, aprendizaje) de manera diferente.

Lionel vive con Joséphine, quien parece ser su razón de vida. Conforme avanza la película, él se muestra mucho más interesado en hacerle saber que debe ser libre y en no permitir que Joséphine desarrolle la necesidad de cuidarlo (porque está solo y cada vez se hará más viejo). También aparecen otros dos personajes importantes, quienes viven en el mismo edificio. Uno de ellos es Gabrielle, una mujer de quien sólo sabemos que es taxista (trabajo similar al del conductor de trenes) y que tiene un vínculo emocional con Lionel por tantos años de conocerse y, sobretodo, por algún tipo de amor no correspondido, porque tiene conductas obsesivas (también autodestructivas como fumar en exceso). Se queda despierta a esperarlo, está pendiente de la hora a la que llega, ofrece comida, insiste en fomentar la relación y en ‘empujar’ la convivencia, a pesar de que él le demuestra su desinterés con claridad y a veces con desagrado. Sin embargo, ella no deja de aparecer en su vida, porque al igual que él, se aferra a lo imposible, a una idea que no le permita cambiar su forma de vida, la cual está totalmente estructurada en función de Lionel.

El otro personaje importante es Noé, un hombre solo que no decide 'dar el paso' y salir de ese lugar que representa el pasado, por el énfasis en el gato viejo y en los muebles antiguos que pertenecían a los papás muertos. Él permanece ahí sólo por Joséphine, porque es muy obvio que está enamorado, aunque no tenemos muy claro si ella siente lo mismo por él, pues sólo la vemos desbordarse por el papá, cuidarlo, estar con él, hacerle la comida. Admito que percibí una relación patológica papá-hija.

Uno de los cuatro personajes debe brincar al vacío de lo inesperado y lo nuevo, para que inevitablemente esa acción produzca el cambio de vida en los otros tres, ya que los cuatro están vinculados. Noé es quien toma la decisión de irse del lugar, con o sin Jo. Estalla la revolución, como una olla express que acumulaba presión, porque Joséphine sabe que es momento de tomar iniciativa, ya que no puede dejar ir a Noé, a pesar de la responsabilidad que siente por su papá.

Me encanta una escena que define el vínculo y la dinámica de los personajes, en la que ni siquiera recuerdo si hay diálogo o no, pues podemos prescindir de éste por la fuerza del lenguaje corporal y de las miradas. La escena consiste en reunirlos en un bar, en el que Jo baila con su papá, pero Noé literalmente le quita a la hija porque es su turno de bailar con ella (y sí, también de vivir con ella). También me encanta cómo la mira y la toca. Me encanta la paciencia que le tiene para que ella sola sea quien decida que quiere estar con él. Al poco tiempo Gabrielle observa cómo Lionel baila con otra mujer. Ella lo mira desconcertada, como si sus esfuerzos por llamar su atención y acercarse a él fueran en vano.

De esta película me gusta que no hay necesidad de enseñar lo que sucede, porque los objetos, actitudes y miradas lo dejan claro: con un vestido blanco sabemos que habrá boda, momento en el que también imaginamos lo que Jo le dijo a Noé para que no se fuera sin ella. Pero el elemento más claro es el del final: la vaporera que compra Lionel, porque es un objeto que representa una aceptación al cambio, pues la primera olla de vapor que compró es la que su hija Jo se llevará a su nueva vida con Noé. También me gustó mucho que la historia está narrada de manera sutil y muestra que los objetos y los lugares también comunican y se vuelven parte de las personas. Me encanta que seamos nosotros quienes tengamos que intuir o imaginar qué sucederá después de la boda, qué tanto quiere Noé a Jo y lo que significan para Lionel los 35 tragos de ron.

7 comentarios:

Tom Zissou dijo...

A mi no me gustó mucho la película, leo tu blog y estoy totalmente de acuerdo con lo q escribes, las escenas, las sutilezas, la miradas y emociones. Siempre he sido partidario de no mostrar todo, dejar algo a la imaginación pero en aquí como en El Silencio de Lorna me parece los cortes son muy fuertes, los saltos muy grandes y la sutileza de las transiciones muy poca, tal vez sea tendencia del cine francés, no lo sé, pero no es del todo de mi agrado.

Me parece que para Noé, Jo lo es todo pero en una sociedad cada vez más individualizada, los sentimientos cada vez se expresan menos y la frialdad se apodera cada vez más de nuestras palabras. Se nota el interés por ella. La primera cuando salen a correr, desde la ventana la mira, se apresura y corren, van divertidos, ahora sonriendo, ahora riendo, de pronto el se avienta al río y nada. Ella le dice q está loco, pero no se alarma, no se sorprende, entiende que Noé es así, le gusta eso, q sea impredecible (sólo predecible cuando se trata de tomar café, jamás habrá leche en su refrigerador). Suben al departamento, él desnudo en el baño, la contempla por el espejo, buscando encontrar su mirada, observándola, deseándola sutilmente, ella jamás voltea.

Cuando Lionel por fin decide que hoy es el día de realizar la hazaña, Gabrielle está a su lado, primero lo cuestiona sobre los 35 tragos, le pregunta si sólo fue un invento, él no lo deja claro, tal vez si, tal vez no signifique nada en especial, lo especial es hacerlo en ciertas ocasiones y con todos los amigos. Gabrielle, se molesta un poco por la ¨salud¨de Lionel, pero cuando esta llegando al trago 35, el lugar se encuentra todo festivo, todos sonrientes, Lionel contento, voltea a ver a Gabrielle, le esboza una sonrisa cómplice, de esas que solo se puede descifrar entre dos y ella le sonríe de vuelta, tal vez no todo está perdido, tal vez Lionel buscaba otras personas por miedo a enamorarse pues sabia que Gabrielle lo entregaría todo por él, tal vez al final mirando a su hija casada con Noé se refleje con Gabrielle.

Georgina Espinosa Gaubeca dijo...

Qué lástima que no te gustó mucho, a mí me encantó, no sabes de qué manera. Veo que le encuentras esperanza a la relación entre Lionel y Gabrielle. Yo no sé, supongo que cada quien lo interpreta de manera diferente. Lo cierto es que sí vivimos en una sociedad muy individualizada en la que no siempre es fácil establecer maneras más profundas de comunicarnos o de expresar nuestras emociones.

Psicanzuelo dijo...

Felicidades Gina, cada vez estás escribiendo mejor y esta es una muy buena.


http://psicanzuelo.blogspot.com/2009/12/35-shots-of-rum-claire-denis-2009.html

Georgina Espinosa Gaubeca dijo...

Gracias. Qué gusto saberlo, me hace sentir bien que se note porque esa es mi intención, escribir mejor cada vez. Además lo disfruto.

A mí me gusta leer tus reseñas por varios motivos: 1 porque son muy buenas, 2 porque haces análisis más profundos, como cineasta logras ver más allá de lo evidente, pues tu crítica no sólo se queda en la historia, 3 tu conocimiento sobre cine te permite tener muchas referencias y relacionar películas, autores, estilos, teorías, etc. y 4 incluyes tu opinión, tu punto de vista y, a veces, también compartes lo que la película te produjo a nivel emocional (voluntaria o involuntariamente).

Georgina Espinosa Gaubeca dijo...

Erni: efectivamente borré tu mensaje porque te lo advertí. Tu condición homosexual no tiene nada que ver en el asunto jajaja. Gracias por venir a mi blog a 'echarme flores', en verdad se agradece aunque tienes absolutamente prohibido comentarme jaja. Besote

Psicanzuelo dijo...

Gracias Gina así me dan ganas de seguir escribiendo. Chécate la escena que encontré de 35 tragos en mi blog, creo que es la que te latió.

Ernesto P. dijo...

Si ya vi. Ranchera! Cuando vienes a la casa a visitarnos a Mario y a mi. Nos tienes muy abandonados, mala amiga.

Abrazos guapa!!!