15 de enero de 2010

Cuerpo libre


Ayer pensaba en la libertad física, corporal. Cuántos de nosotros poseemos esa libertad, la cual es más bien mental. Cuando somos niños el cuerpo es, literalmente, sólo un vehículo con el cual conocemos la realidad; un cuerpo que sirve para jugar, ir a la escuela, estar, hacer. Pero al crecer incluimos valores estéticos y prejuicios sociales y culturales que ofrecen una conciencia corporal nueva, la cual se vuelve (no siempre) una limitante. Comenzamos a darle un valor diferente al cuerpo: si lo vestimos adecuadamente conforme al tipo de evento al que asistiremos, si nos sobran kilos o nos molesta alguna característica física. Se crea una represión autoimpuesta que no había durante la infancia. Pareciera que nuestro cuerpo nos roba mayor atención. Tal vez porque aparecen los padecimientos que testifican nuestra vulnerabilidad, nuestra fragilidad, así como la sexualidad en pareja, o la pérdida notoria de condición física. Deberíamos liberarnos de esta conciencia corporal negativa, aquella que reprime, limita y cohibe. Recuperar lo físico como un vehículo para vivir, para ser. Supongo que las revistas, publicidad y programas de moda y belleza crean necesidades y apegos hacia prácticas o situaciones ínfimas, menores, que se instauran en lo más profundo de nuestros conceptos estéticos para causarnos ciertas molestias en el estado de ánimo. Aún así, soy una esteta declarada. Aprecio la belleza, pero como un concepto subjetivo, individual. Por suerte tenemos ideas diferentes sobre lo estético (lo cual no es sinónimo de bello, porque existe lo feo estético), aunque habría que pensar si es verdad que existe la belleza universal. Sin embargo la intención de esta entrada era no hablar sobre lo hermoso, sino de la posibilidad de ser más libres y, para ello, habría que romper con los prejuicios del imaginario colectivo.

No sé si he pecado de banal, lo cierto es que hace unos años tuve el atrevimiento de aconsejar a las mujeres sobre cómo debían peinarse, maquillarse, vestirse y hasta comportarse. He aquí la prueba, la cual todavía circula en Internet. Quién soy yo para establecer cánones.

http://www.wellatonla.com/tips_moda.php

-Fotos: Maya Goded

5 comentarios:

Unknown dijo...

Iva a comentar sobre el primer parrafo pero no he podido ordenar mis ideas, cuando termine lo hare, por lo tanto comentare el segundo parrafo antes de que hagas otro post.

Con respecto a tus consejos, tú, en su momento, creiste que era necesario aconsejar sobre la estetica, las demas personas, en su momento, aceptaron o rechazaron estos consejos.

Felices fiestas

Unknown dijo...

Por cierto soy Mario Rdz

Georgina Espinosa Gaubeca dijo...

Hola Mario, cómo te va. En realidad esa era mi chamba, escribir de todo un poco. En su momento me significó un reto aprender a comunicar algo, moda, belleza, lo que fuera, pero con claridad y no fue fácil. Fue aprendizaje y bueno, no está mal. Lo chistoso es que se me hacía raro aconsejar sobre asuntos que sí sé, pero que no siempre pongo en práctica. No soy buena para combinar mi ropa y no siempre decido peinarme jaja.

Feliz año!

Unknown dijo...

Bueno, mmmh, lo que queria decir es que cuando se es niño no se esta acostumbrado al mundo pero conforme crecemos nos adaptamos y buscamos encajar en el, nos dejamos crecer el pelo y vestimos de negro si queremos pertenecer a un grupo metalero (creo que es despectivo llamar metalero, no lo se), compramos el ultimo uniforme de cierto equipo para decir que pertenecemos a ello aun cuando el cambio del uniforme represente solo una actualizacion, y asi hay muchos ejemplos, en pocas palabras nos dejamos influenciar por el ambiente, estoy de acuerdo contigo en el sentido que deberiamos nosotros influenciar al ambiente, olvidar que nuestro vestuario representa lo que somos, como odio tener que llevar saco, pantalon de vestir para una entrevista de trabajo cuando se que si lo consigo no lo voy a volver a usar, pero hay que llevarlo porque asi lo dicta el ambiente en que vivimos.

Un extremo de lo que escribes seria, como diria una amiga, la anarquia, fuera ropa todos deveriamos salir desnudos por las calles

P.D. perdona la tardanza

Georgina Espinosa Gaubeca dijo...

Hola Mario. Muy cierto, la necesidad de pertenecer a un grupo es mucho más fuerte durante ciertas etapas. Y más si estás definiendo tu personalidad. Como seres sociales, siempre ocuparemos posiciones en muchos grupos, aún cuando esa no sea nuestra intención.