28 de septiembre de 2009

Clase 3

La nueva ola (Nouvelle vague)

Así se nombró al grupo de cineastas franceses de finales de los años cincuenta, quienes transformaron la manera de hacer cine. Surgieron de la publicación Cahiers du Cinéma, en la que escribían críticas cinematográficas, lo que supone que tenían una formación intelectual y una habilidad para expresar ideas y conceptos. Las palabras remiten a imágenes, por ello en el momento en que dan el salto hacia la creación (dirección) de cine, se habla por vez primera de un cine escrito (cámera-stylo), de imágenes que se unen como si fueran palabras, de un cine realizado por cinéfilos que escriben, hablan y ven cine. Esta es la razón por la que sus películas abordan temas complejos que se desenvuelven a través de los diálogos, e incorporan referencias culturales y alusiones a obras artísticas de diversa índole (literarias, plásticas, teatrales, etc.). Simultáneamente, la transformación de materiales y herramientas de trabajo facilita la realización cinematográfica, ya que es posible recurrir a recursos más baratos como la iluminación y locaciones naturales. Esto también muestra que retratan la realidad de manera diferente al del Neorrealismo, ya que crean universos ficticios y utilizan actores. La proliferación de este estilo impulsa el surgimiento de lo que conocemos como ‘cine de autor’, en el que el cineasta proyecta sus ideas en su obra, y cuya propuesta resulta en un cine ‘muy personal’ que funge como una vía de expresión que conduce hacia el autoconocimiento del director. Aquí ligo el concepto de ‘crítica apreciativa’, que se refiere al acto de trabajar o desarrollar un análisis o crítica solamente sobre lo que le interesa al autor (ejemplo: reseñar sólo las películas que gustan, lo cual es justo lo que hago en mi blog, escribir sobre lo que me interesa; es un ejercicio de selección con base en la apreciación personal).

Para comprender las características de esta vanguardia, vimos una película de Jean-Luc Godard, miembro influyente de la Nouvelle vague, quien realizó un cine experimental que no sólo innovó en la manera de desarrollar un tema (generalmente relacionado con la condición humana), sino en la manipulación del montaje (cortes rápidos que provocan significados específicos). Su cine afirma esta nueva condición de ‘cine de autor’, ya que no desvincula su vida privada de su obra: las actrices protagónicas fueron sus esposas.

Vivir su vida
(1962) Es una película que muestra el último tramo de vida de Naná, una mujer inocente que se involucra en la prostitución, no por necesidad económica (como podría parecer), sino por una especie de curiosidad, juego o autoexploración que la impulsa a tomar un camino cuya única salida posible es la muerte. Ella es sublime, se mueve como si flotara. Es una mujer que en apariencia no se deja seducir por el placer carnal de una ‘labor’ que podría ejercerse por pura perversión o gusto por la excesiva práctica sexual, ya que manifiesta un deseo por ser actriz de cine y muestra su lado más sensible y humano al llorar con la película Juana de Arco, así como un aspecto muy crítico de su personalidad, el cual se presenta en varias conversaciones con las que intenta analizar y explorar las ideas más complejas que han sido tema de estudio a lo largo de la historia del conocimiento humano. Hay un diálogo que me encantó, en el que se cuestiona qué es la felicidad. También me encanta la conversación que sostiene con un hombre en un restaurante, a quien le pregunta cómo es posible expresar exactamente lo que pensamos. Cómo encontrar y combinar las palabras más adecuadas para que éstas transmitan o comuniquen lo que deseamos, justo como lo deseamos. Y esta idea de si nuestros pensamientos son palabras, ya que es imposible pensar sin palabras. Es un tema que me vibra mucho, porque mi trabajo consiste en escribir, razón por la que a diario hago un esfuerzo tremendo por dominar mi mente y obligarla a expresarse con ‘fidelidad’. La película tiene una sensación de cotidianidad que se refleja no sólo en el lenguaje visual, sino en la naturalidad con que la chica se desenvuelve dentro del mundo de la prostitución, como si la vida misma la hubiera orillado a ello (me lo imagino como una corriente marina). Podría decir que el retrato de esta mujer me movió las emociones ya que en determinados momentos de mi vida me he sentido como Naná: un poco sola y en una especie de búsqueda interna ‘de algo’ que responda a las mismas interrogantes (qué es la felicidad, qué es el amor, etc.), búsqueda que a veces me ha conducido a caminos dolorosos (por no decir equivocados) pero también como una manera para explorar todo tipo de terrenos (no piensen mal, no me refiero a la prostitución).

Me encanta el cine que me cuestiona, que revoluciona mis propias ideas y que me motiva a continuar en una búsqueda que surge de la aparición de nuevas interrogantes por lo general metafísicas y existenciales... En el fondo sólo voy en busca de imágenes poéticas.

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