22 de agosto de 2009

Viernes

Comienzo a aceptar la idea de que ya estoy en una nueva etapa de mi vida. Suena a cliché, pero no lo es. Mi realidad ya cambió y tengo que asumirla. Y no sólo eso, tengo que tomarla y hacerla mía. Tengo que tomarme a mí y llevarme hasta donde deseo estar: no es un lugar en específico, es un estado de libertad para volar y permanecer en el aire.

Afronto a mis fantasmas, mis miedos: me dejo sentir. Que llegue el llanto y se lleve mi duelo. Que llegue el llanto y borre la silueta de tus pies en los míos.

Ayer fui al cine, no es la primera vez que voy sola. Las películas y los libros me dan consuelo.

18 de agosto de 2009

Temporada de patos

Ayer la volví a ver porque la encontré en la tele, y comprobé que la lectura que hago de las situaciones y las películas depende de la edad y del momento emocional en que las recibo. Recuerdo que la primera vez que la vi, no me pareció buena, no le encontré sentido. Después de algunos años, con un poco de conocimiento sobre cine y sobre el director, y con unas cuantas experiencias que sin darme cuenta han ido cambiando mi manera de pensar y de sentir, ayer concluí que me gustó mucho Temporada de patos, me identifiqué con los personajes, me acordé de mi pubertad y empaticé totalmente con el personaje del pizzero. Me gustó que objetos tan cotidianos como el goteo del agua en el lavabo o el movimiento de una báscula me remitieran a sensaciones muy personales. Estos cuatro personajes, quienes viven experiencias de temor y frustración se unen en un momento o una situación que parecería normal, cotidiana: un domingo de ocio sin luz en la casa. Ahí, en un espacio común, una zona habitacional en Tlatelolco, comparten sus emociones a través de objetos. Los diálogos son breves y las escenas dan la impresión de que "no pasa nada", pero en realidad sí pasa, sí hay catársis en los personajes. Al final de la película, ellos asumen su realidad de manera diferente, por más raro que parezca, después de un domingo absurdo, algo sucede en ellos. Tal vez los problemas de cada uno formaron un vínculo temporal con el cual se reconocieron "no tan solos". De ahí la metáfora de los patos: vuelan en grupo y siempre hay uno que toma el lugar del primero, para que éste descanse y se recupere del esfuerzo de ser el de la cabeza, el que rompe el viento para que los demás vuelen con mayor facilidad.

16 de agosto de 2009

En el aire

Regresaré a bailar ballet. Haré mucho ejercicio y, en un mes, me obligaré a pisar la duela. No tendré la elasticidad, fuerza y condición de antes, pero no me importa.

-Vi Las alas del deseo, de Wim Wenders. Amé cómo ella se columpiaba en el aire. Yo deseo estar en el aire.

Todavía no entiendo por qué los recuerdos más preciados que tengo se han vuelto dolorosos, como esta película.

Tal vez ya me subí al barco. No quería. No sé qué terreno pisaré al bajar. Me siento asustada por el movimiento del agua.

Construí una fortaleza que me rodea para que nadie entre, para que nadie me conozca, para que nadie me toque para que nadie me mire. No estoy lista para volver a mostrarme porque estoy vacía.

10 de agosto de 2009

Vals surrealista

Ayer vi Vals con Bashir. Las imágenes oníricas y la música me construyeron un buen viaje, o al menos olvidé el motivo de mi reciente depresión. La película es fuerte, es sobre la primera guerra entre Israel y Líbano. Pero también es la historia de un hombre que, a raíz de una pesadilla recurrente, siente la necesidad de sumergirse en su pasado porque no recuerda el lapso que vivió durante su servicio para el ejército israelí.