20 de enero de 2009

Autotransformación

Hace más de un mes terminé de leer los cuentos de J.M. Servín y, no sé porqué, sólo dejé uno "para al rato". Esta mañana (ya con ganas de acabar Revólver de ojos amarillos) leí el que me faltaba, el único que habla sobre la infancia del autor, quien creció en Tepito, posteriormente se mudó a la Col. Juárez, a un departamento tan pequeño que tenía que compartir cama con sus hermanos y, años más tarde, a Nueva York y luego a París. Ahora que está en México, se ha dedicado a publicar relatos (no estoy segura de que sean cuentos) con un aire periodístico, de los cuales rescato uno, el que más me gustó: Tan amable, atento y educado, la historia de un hombre desempleado, borracho y un poco valemadrista en cuanto a su aspecto físico; pero un día, al llegar a su casa, encuentra a su mujer con otro hombre sólo físicamente igual a él. Lo que me gustó fue la manera en que el protagonista acepta la situación y empieza a vivir en una dinámica diferente. Concluyo que ambos eran el mismo hombre.

2 comentarios:

Gitana mojada dijo...

ambos eran el mismo reflejo,, del hombre ke kerian ver...¡¡¡

a veces no se si soy lo ek digo o lo ke kayo¡¡

besos gina buen blog!

Georgina Espinosa Gaubeca dijo...

¿Será que sentimos que todavía no somos lo que queremos ser?