Los
rumores son ciertos, El hombre del Norte es buena película por varias razones;
sus imágenes oníricas, sobrenaturales, bestiales y frías son realmente
hermosas. Sin embargo, a mi gusto, le falta corazón. La sentí emocionalmente
plana, pues me dio lo mismo si el protagonista vivía o moría. No sentí empatía,
a pesar de que el amor, el desamor, la muerte y la traición aparecen en el
filme, pero retratados de forma distante. Tal vez faltó un poco de rapport;
pero también creo que este desapego emocional no necesariamente es un
desacierto, y puede ser incluso parte de la estética fría y bestial de los
vikingos. No todas las películas deben llevarnos a la montaña rusa de las
emociones, pues no es Forest Gump; y su virtud recae en la fotografía y en las
imágenes de un mundo fantástico.
Ahí
están todos los elementos de la iconografía de los nórdicos: sus mares grises y
picados, la nieve y sus inviernos devastadores, su lengua, sus creencias. El
gris del cielo y los cabellos blancos de las mujeres celestiales como hadas,
las brujas... Se nota que el director recurrió a historiadores, pues está muy
bien documentada. La historia está basada en un cuento popular islandés y
recrea cada elemento de la época: la vestimenta, las aldeas, las costumbres,
los barcos. Se retrata muy bien la espiritualidad de los nórdicos y las
ceremonias que solían realizar alrededor del fuego.
La
foto es impecable. El elenco también es perfecto, Ethan Hawke nos enamora a los
pocos minutos y Björk también aparece con un personaje interesante. Los
diálogos son escasos pero precisos; no nos hacen falta. Me fascina que no es
cursi ni romántica; no hay emotividad en los personajes y eso se agradece. Al
final los vikingos eran unos tipos duros; cuestiones de vida o muerte.
A
pesar de que vemos varias cabezas volar, la violencia no es explícita, es
bastante fina. Lo mismo ocurre con los desnudos, en donde el director dejó en
claro que no hacerlos aparecer fue parte de una decisión estética.
Además
de leer las porras que Alfonso Cuarón le echó al director, Robert Eggers, a quien
literalmente le dijo que no tenía críticas sino “alabos”, también leí algunas
reseñas en las que se menciona el mundo sobrenatural como el retrato de la
locura del protagonista; sin embargo, las referencias son clarísimas: los
hongos mágicos aparecen una y otra vez, no sólo a través de las imágenes de
ensueño; sino que “los dioses de la Tierra” guían a la Olga con su infinita
sabiduría. Se sabe también que los vikingos consumían hongos porque han
encontrado restos. Como sea, el viaje psicodélico al que nos lleva The Northman
amerita verla en pantalla grande.
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