“Big Eyes” (2014) es la última película de Tim Burton. Es una comedia dramática basada en una historia real cuya rareza sedujo al ojo excéntrico de Tim Burton para ser llevada al cine. En esta ocasión, Burton deja a un lado los elementos fantásticos, y mágicos que tanto nos gustan y que caracterizan su cine, para entregar un filme un poco más realista, aunque exagerado, pero que conserva ciertos rasgos propios de su estilo. Este filme se asemeja a “Ed Wood”, aquella película, también basada en un personaje real, con la que retrató al “peor cineasta de la historia de Hollywood”. Sin embargo, “Big Eyes” es un blando retrato que no alcanza la encantadora profundidad de “Ed Wood”.
Tim Burton es un autor de culto cuyo mundo
imaginativo ya es bien conocido por todos. A pesar de ello, “Big Eyes” (2014)
pasó por la cartelera un tanto inadvertida. A decir verdad, su público no
esperaba con las mismas ansias de siempre la llegada de este filme. Se habla de
un “estancamiento artístico”, el cual coincide con su divorcio. “Big Eyes” no
será de sus mejores trabajos, lo cierto es que sus filmes son todos diferentes
entre sí, van de la animación al drama, del musical al realismo, de lo
siniestro a lo pintoresco, y suele ser normal que algunos filmes sean mejores
que otros. Su repertorio incluye películas emblemáticas como “Edward
Scissorhands” (1990) y “Big Fish” (2003), las cuales son difíciles de superar
hasta para su propio autor.
La historia de “Big Eyes” presenta el terrible
caso de Walter Keane, un hombre que se hizo pasar por artista. Usurpó el
talento y la obra de su propia esposa, Margaret, quien fue la verdadera pintora
de los trabajos de arte con los que Walter se hizo famoso. Aparecía en
galerías, en periódicos y en actividades sociales como el genuino autor de las
obras. Mientras tanto, su esposa pintaba en casa, aislada del mundo y sumisa a
las necesidades de su esposo. El gusto de Burton por el terror y lo siniestro
aparece en la perversa situación de Margaret, quien acepta ceder su identidad
por miedo. “Big Eyes” es el retrato de una mujer que sufre en silencio el dolor
de tener que conceder su arte a un hombre que sólo tiene interés en la fama y
en el dinero. Margaret es una mujer en estado vulnerable, es divorciada y madre
soltera dentro de una sociedad muy dura para la mujer, como lo fue la de los
años 50 y 60 en Estados Unidos. La progresiva alienación y transgresión de
Margaret es lo que genera tensión en la narración, por lo que el momento en el
que ella debe revelarse y decir la verdad es muy ansiado por el espectador,
aunque un tanto predecible.
A pesar del tono cómico
del filme, Burton
aborda temas relacionados con el engranaje del arte, los cuales siempre han
sido socialmente muy discutibles, como la delgada línea entre el arte genuino y
verdadero y el ímpetu en crear fortuna con él. Presenta también la compleja
industria del arte que se nutre de galerías, críticos, museos, expositores,
compradores, medios de comunicación, curadores y coleccionistas.
En “Big Eyes” se percibe un cine totalmente
norteamericano con escenas judiciales en la corte y con el glamour de la prensa
y de las lujosas fiestas americanas de los años 60.
Aparecen algunas constantes propias del cine de
Burton, como la habitual música de Danny Elfman, las casitas en tonos pastel
que nos remiten al barrio de “Edward Scissorhands”, y la fantástica escena del
supermercado en la que las personas se muestran con los ojos descomunalmente
enormes. Son esas imágenes extrañas las que hacen falta en esta película. A
decir verdad, “Big Eyes” es un tanto floja, pues la historia real de este
matrimonio se antoja más en un formato documental.
No hay comentarios:
Publicar un comentario