Tras una noche que empezó A la orilla del cielo, se trasladó al Imperial, y terminó en cama voladora (y pijama de vaquita); las pesadillas y el calor de un domingo de Super Bowl hicieron su aparición para despertarme de golpe. Hoy me extrañé tanto a mí misma, que quise regresar a Ciudad Esmeralda, pero el camino amarillo ya se había borrado. Habrá que hacer algo con el vacío. No sé si fue el efecto del alcohol.
Mi ánimo cambió con la adrenalina y las incoherencias que mi familia suele gritar bajo presión. Yo deseé apagar la tele y prenderla en el marcador final (no necesito dosis extra de estrés). En el fondo, quería que ganaran los Cardenales, tal vez porque me gusta ir "contracorriente."
Mamá, Los amantes de Lola.
PD. No me gusta Bruce Springsteen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario